sábado, 19 de abril de 2014


Arcano de Viernes Santo conmovió al público posadeño

Conmemorando la muerte y el calvario de Jesús se presentó la obra de gran envergadura “Arcano de Viernes Santo” del bailarín, coreógrafo y director misionero Luis Marinoni, en la plaza 9 de Julio de esta ciudad. 
Arcano quiere decir un misterio difícil de resolver, en la obra se refleja esa búsqueda por resolver lo que sucedió ese día tan lúgubre para el cristianismo.
Por el mal tiempo que acechó a la ciudad  desde el jueves, se había cambiado el lugar de la realización del espectáculo al club Tokio. En las últimas horas a pesar de la inestabilidad que continuaba se trasladó la infraestructura de la obra a la plaza 9 de julio donde se armó todo a contra reloj. Por este motivo el comienzo se retrasó media hora de lo pactado que era las 20.
El público se encontraba expectante en todos los rincones de la plaza, había dos tribunas montadas a los costados de la estatua central, también varias filas de sillas frente al escenario armado en las puertas de la catedral, la parrilla de luces que lo rodea le dio un marco imponente. La mayoría fueron familias lugareñas que vinieron a presenciar el espectáculo, también se apreció la presencia de  turistas brasileros y paraguayos.
Los espectadores impacientes aplaudían para que se dé inicio a la obra. La plaza quedó completamente en penumbras y comenzó el espectáculo en el escenario “Tuti Rottoli” frente a la casa de gobierno, se pudo contemplar la escena viviente de la obra “La piedad” de Miguel Ángel. Muy conmovedor para el público que recorre todos los ángulos para poder ver la escena en su totalidad sin perder detalle. Luego en la fuente de agua “Dorados” una bailarina egipcia, interpretada por la profesora María Elena Markendorf, la recorre mientras sus movimientos se mimetizan con las aguas, realizando posiciones muy estéticas buscando las figuras de los papiros egipcios.
De manera inesperada irrumpió entre la gente un demonio, la presencia oscura que siempre está entre nosotros, provocando sorpresa y miedo para muchos. Algunos niños rompieron en llanto. Pero luego Jesús se hace presente en la fuente y camina por las aguas de manera impactante, la bailarina lo contempla y todo el público atónito saca fotos de manera compulsiva.
El dinamismo prima en esta primera parte de la obra donde los espectadores acompañan las escenas que se realizan en simultáneo, caminando por toda la plaza. Finalizando atraviesan el parque  llevando el cuerpo de Jesús muerto acompañado por los apóstoles, María y las dolorosas que lloran sin consuelo y que se quedan recorriendo el predio entre la gente mostrando su angustia.
La segunda parte se desarrolló en el escenario en las puertas de la catedral, la coreografía fue muy dinámica y llena de colores, Karoso Zuetta y Nerina Bader brindaron su arte musical mezclándose entre los bailarines. Podían apreciarse diferentes  animales de la selva, donde vive el guaraní mimetizándose entre el barroco y el monte virgen. Allí se aprecia al guaraní libre amando y disfrutando de la naturaleza.
Luego se mostró como con el paso del tiempo y las distintas conquistas: culturales, territoriales, lingüísticas; enuncian una nueva voz donde el símbolo religioso se amalgama con el arte barroco y el aborigen transformándose en un  torrente híbrido de la mano del jesuita San Ignacio Loyola, allí el guaraní esta reducido por la evangelización. Los bailarines vestidos de sacerdotes realizan una danza con movimientos que denotan mucha destreza, giros y grandes saltos, el público acompaña con aplausos espontáneos.
Finaliza con el guaraní actual, donde se ven los vestigios del tiempo jesuítico y resurgen las ceremonias y celebraciones pintorescas, allí se muestran nuestras creencias actuales, el encuentro de María con su hijo en agonía, un momento sublime.  También podemos destacar “La última cena” cuadro de Leonardo da Vinci, muy  bien lograda y el gran final con el credo muy emocionante para los presentes.
Al terminar un incendio inesperado en la escenografía, mientras se realizaban los agradecimientos a los artistas. Generó un momento de mucha tensión mientras se apagaba el fuego, pero eso no pudo opacar lo maravilloso del espectáculo que se apreció, simplemente siempre están presentes los demonios pero no pueden vencer a la fe ni a este gran arte que nos llenó de júbilo esa noche mística.


Por Cintia Mansilla

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